¿Qué otra cosa mejor hacer un domingo por la mañana que irse a Babia en Vespa? Pues eso fue justamente lo que hicimos este último domingo. Hacía sol (pero no mucho) y calor (pero tampoco tanto), así que salió el día perfecto para rodar y sumar una buena cantidad de kilómetros en una ruta que no dejó indiferente a nadie (ni por el recorrido, ni por la compañía).
Tocó madrugar un poco, y en esta ocasión tuvimos que cambiar nuestro habitual punto del encuentro, ya que el Gota a Gota estaba de merecido descanso a esas horas. Pero tampoco fue un problema, porque en la Confitería Asun siempre nos tratan de manera excepcional, así que ese cafetín a las 8:30 fue lo que necesitábamos para ponernos en marcha.





Y con ese café en el cuerpo, arrancamos rumbo a Oviedo por la carretera vieja, a recoger en El Caleyu a nuestros dos últimos compañeros de ruta (gracias Kike -Valladolid- por acompañarnos), completando el pelotón de nuestras 15 Vespas. La anécdota al atravesar Oviedo fue coincidir en un semáforo con un buen grupo de customs: resultaba gracioso ver dos grupos de motos tan distintas juntas, pero como no podía ser de otra forma, reinó el colegueo y los deseos de mutuos de tener una buena ruta.
Mieres, Pola Lena, Campomanes,… y cuesta arriba hacia el Puerto Pajares. El domingo a esas horas no había mucho tráfico, así que tuvimos una subida de lo más tranquila, pudiendo disfrutar de cada curva y cada repecho. Al llegar arriba, por supuesto, parada para la foto de grupo (recordad, si no hay foto, no hay salida 😊 ).
¿Y qué toca después de coronar el puerto y sacarse la foto? Ezequiel, claro: tiempo para repostar las Vespas, pero también para que lo hagan los pilotos.








Con los depósitos y barrigas llenos, iniciamos la segunda etapa de la mañana, rumbo a San Emiliano, pasando por el Puerto de Aralla (puerto no muy conocido, pero realmente fantástico para rodar). Toda la ruta de Ezequiel a San Emiliano fue una maravilla: buen firme, carretera divertidísima, curvas largas rodeando el pantano,… La mala noticia es que en este tramo una de las Vespas dijo basta, y no le quedó más remedio que esperar a la grúa para volver a casa. Pero como se suele decir, que todo lo que pase no sean más que averías, y que todos lleguemos bien a casa (como así fue).
Rondando la hora de comer, ya empezaba a apretar la fame (y la sed), así que después de unas fotos en el pantano, pasamos por debajo del Puente Ingeniero Carlos Fernández Casado de la Autopista AP66, y en breve estábamos en San Emiliano vermutendo un poco (bueno, todos excepto el compañero que se quedó ayudando al piloto de la vespa averiada, que tuvo que dar un poco más de vuelta para llegar a comer con el resto del grupo… pero esa es otra aventura para otro día…).

¿La comida? ¡Expectacular! En el Hotel Restaurante Valle San Emiliano: un cocido realmente riquísimo, y una tarta babiana, que muchos no conocíamos, pero que es una auténtica delicia. Y después del cafetín, ahora sí con un poco de pereza, tocaba iniciar la vuelta: Puerto Ventana, Teverga, Proaza, Trubia,… una carretera también de los más divertida para disfrutar la Vespa. De camino, paramos a conocer Peñas Juntos, un enclave de que merece la pena visitar si en algún momento pasáis por la zona.








Ya acercándonos a Gijón, al cruzar Lugo de Llanera nos topamos con el desfile de carrozas de las fiestas del pueblo, pero logramos callejear un poco, y la policía local nos dejó rematar nuestra ruta sin mayor problema.
Cuesta resumir en unas líneas lo bien que lo pasamos, día de los que hacen club, así que que como una imagen vale más que mil palabras, aquí va un pequeño video resumen con nuestra ruta.
Si aún te quedaste con ganas de más, puedes bajarte el reto de las fotos en el siguiente enlace:
Por último, no podemos terminar este post sin darle un millón de gracias a nuestro socio Alfonso Fuertes, vecino de San Emiliano, que se encargó de toda la organización de esta fantástica salida: organización del recorrido, paradas, comida,… y hasta un recuerdo conmemorativo.
¡Mil gracias Alfonso!

Y con este buen sabor de boca, ya solo toca esperar a la siguiente salida, aunque entre tanto tendremos la ocasión de volver a juntarnos gracias a la invitación de las Fiestas de Vega.